El origen de una perla...
Cierras los ojos y dejas que se deslice por tu boca. El mar te inunda el paladar. El golpe de sal despierta tus sentidos. La textura acaricia la lengua y, entonces, te entregas al placer de morder. Pues eso, exactamente eso, es la Perla de Jávea.
Un sorbo
de mar
El bocado metálico que te devuelve al agua.
Que te recuerda tu carácter mediterráneo.
La sorpresa entre un océano de opciones.